Estimado colaborador;
El Directorio de la Fundación María de la Luz Zañartu me ha pedido presidir la Fundación por los próximos dos años. Me siento muy honrado y asumo con mucha humildad este desafío y responsabilidad que recae sobre mis hombros. Como en una posta, tomo el relevo que mis antecesores, Antonio Errázuriz y Sebastián Aninat, se encargaron de poner en tan buen lugar y ruego a Dios que en este recorrido que me corresponde efectuar, me mande la sabiduría y la energía para continuar con la travesía que se ha hecho hasta ahora. Al menos espero no tropezar ni botar el bastón, pues hay mucha gente que depende de esta posta. Hay cientos de colaboradores que ponen mucho esfuerzo para que la Fundación salga adelante y podamos entregar a las niñas que acogemos en el Hogar Betania, amor y oportunidades.
DECIMO ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN CON EL HOGAR BETANIA
La Fundación cumple su décimo aniversario este año. Bajo el recuerdo de María de la Luz Zañartu que falleció el 4 de febrero de 1998, un grupo de amigos que tuvimos la suerte de haberla conocido y la pena de seguir de cerca su larga enfermedad, decidimos hacer algo en su nombre. Pucón era su lugar de veraneo. Los niños una de sus máximas preocupaciones. Por eso la Fundación decidió comenzar en Pucón y con un Hogar de menores. En diez años que no han sido fáciles, gracias al trabajo persistente y anónimo de muchos colaboradores, la Fundación se ha ido consolidando. Ya es un referente en Pucón. En los veranos el Hogar Betania es visitado por muchos veraneantes y varias acciones sociales se hacen para contribuir a su causa. Durante el año hay innumerables puconinos que dedican parte de su tiempo a trabajar para el hogar. En Santiago también se hacen diversas actividades para recaudar fondos y recursos con el fin de que las niñitas puedan tener una vida mejor.
HACER LAS COSAS CON AMOR
"El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos" (Salmo 34(33),17-18.19-20.21.23).
Nos motiva el amor al prójimo. El devolver a la sociedad lo que hemos tomado prestado. Con más o menos habilidades, con los talentos que Dios nos ha dado, todos podemos y debemos contribuir a que este mundo tenga menos seres que sufren, menos viejitos abandonados, menos personas que pasan hambre, más niños sonrientes.
Es el amor la única fórmula efectiva para hacer que este mundo sea mejor. Es el legado más valioso que podemos dejarles a nuestros hijos. Debe ser una una forma de vida, una meta que alcanzar, el carril por donde correr esta posta. No estamos descubriendo nada ni somos los primeros en decirlo.
“No debáis nada a nadie salvo el amor mutuo” nos dice San Pablo (Rm 13,8).
Santa Teresa de Calcuta decía: “cuanto más estamos unidos a Dios tanto más crece nuestro amor a los pobres y nuestra disponibilidad a servirles desde el fondo del corazón…”
El Padre Donald O’Keeffe en los responsos de María de la Luz, señalaba entonces: "Vale la pena amar porque el amor es de las almas nobles, generosas, transparentes, que tienen la capacidad sobrenatural de transformar las penas en alegrías, las angustias en paz, el dolor en oración, el fracaso en una esperanza, que perdura para siempre en la sencillez de una luz inconfundible y radiante."
El amor nos lleva a ser alegres y la alegría nos permite consolar al que sufre. La alegría es compatible con el dolor, y eso nos lleva a involucrarnos en los problemas del prójimo, en compartir sus penas, acompañar su soledad, en saber aconsejar en momentos de desesperación. Es tanta obligación lo anterior como esmerarse en el trabajo o entregarse por entero a la familia. Y, como decía San Alberto Hurtado, lo debemos hacer "contento, Señor, contento".
ES A MI A QUIEN LO HICISTEIS
Como todos, pero en especial las niñitas del Hogar Betania necesitan “amor”. Ellas no han tenido el privilegio de llegar a un buen hogar. Por el contrario, desde sus primeros días han tenido que enfrentar la violencia, las peleas, la indiferencia. Si la sociedad no las acogiera, podrían volver a replicar lo que recibieron en sus primeros años. Debemos ver en sus almas al prójimo, al hermano que clama por amor y recordar aquello que nos dijo Jesus “que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo” (Mt. 25,45).
Bajo la inspiración de la Divina Providencia, aspiramos a formar personas integras que sean capaces, principalmente, de entregar amor, siendo a la vez buenas profesionales, empresarias, dueñas de casa o buenas madres. Esa debiera ser nuestra meta: ayudar a salir de la extrema pobreza a algunos de nuestros “hermanos”, entregándoles valores y oportunidades.
NUESTRO SUEÑO COMO FUNDACION
Es por eso que queremos reforzar la presencia de la Fundación en Pucón. Son muchas las personas que colaboran visitando semanalmente el Hogar. Estamos seguros que hay muchos más que también quisieran dar su grano de arena y aportar con recursos, ideas y amor. Nuestra prioridad como Fundación también será entregar un apoyo a los padres de las niñitas del Hogar, pues ayudándolos a ellos sin duda que podremos contribuir a reconstituir lazos familiares muy debilitados.
Como se puede ver, hay un enorme desafío que emprender, pero estamos seguros que con la ayuda del Espíritu Santo, siempre surgirán voluntarios para esta noble causa.
Adicionalmente, corresponderá incorporar a nuevas generaciones en las decisiones de la Fundación. Vemos con orgullo que la juventud que conoce la Fundación, desea participar más activamente en esta obra. Tal vez con ellos podamos concretar una idea que anda rondando de tener un nuevo Hogar, esta vez en Santiago. Y por qué no?
La Fundación María de la Luz Zañartu es un instrumento para todos los que deseen entregar amor, hacer su aporte solidario, desarrollar sus inquietudes sociales o participar de una aventura fascinante de dar una vida mejor a niñitas que sin la ayuda del prójimo, difícilmente podrán salir adelante.
Desde ya, junto con el Directorio de la Fundación, me pongo a su disposición para canalizar su contribución, así como recibir sus ideas y sugerencias de cómo mejorar esta obra de Dios.
Saluda atentamente a ud.
Jaime Bazán Ried