Jueves 17 y Viernes 18 de octubre de 2024, días 11 y 12
Caleta Gonzalo
Temprano, a las 9 am, iniciamos nuestro retorno a hacia Santiago. La ruta sería alojar en el pueblo de Puyuhuapi en la noche, el viernes en Caleta Gonzalo y el sábado en Ralún, para tomar el avión el domingo.
El camino a Puyuahuapi fue muy bonito. Pese a que era el mismo que hicimos a nuestra ida, la vuelta se ve desde otro ángulo y a distinta hora del día, lo que nos permitió apreciar mucho más todo el valle de Coyhaique. Precioso lo que veíamos. Al llegar a Coyhique tomamos el by pass que nos evitó pasar por la ciudad. También tomamos un camino que no fue el mismo de la ida. Pero era la ruta 7, ruta que no está pavimentada en un tramo como de 80 kms., pero que pasa por unos campos realmente de una gran belleza.
En este camino nos encontramos con un jeep 4x4 dado vuelta en una curva. Parecía reciente el accidente, paramos para ver si había algún damnificado y no encontramos a nadie. Muy raro, porque tampoco vimos a nadie en el camino, pero al parecer los pasajeros se fueron a alguna casa por los alrededores y lograron comunicarse con una grúa, pues cuando seguimos nuestro camino, nos cruzamos con una grúa que al parecer venía en rescate del vehículo accidentado.
Continuamos el viaje, cruzamos la cuesta Queulat, todo con buen tiempo, comenzamos a bordear el fiordo de Puyuhuapi y en un momento nos encontramos con otro accidente. Una camioneta 4x4 que había chocado por atrás a otra, quedó completamente inmovilizada. Pareciera un cuento inverosimil que pase esto en plena Carretera Austral, donde no hay mucho tráfico. Pero así son los accidentes y las distracciones pueden costar caro.
En Puyuhuapi nos fuimos al hotel que habíamos reservado, pero o sea porque ese día el hotel no estaba muy presentable, o sea porque veníamos mal acostumbrados por nuestros alojamientos previos, la cosa es que no nos gustó y decidimos seguir viaje a Caleta Gonzalo, previo confirmar que conseguiríamos alguna cabaña. Almorzamos en Comuy Huapi, almuerzo sencillo pero bueno, y seguimos a Caleta Gonzalo donde nos informaron que la cabaña Colonos, donde ya teníamos reserva, nos esperaba.
La vista desde la Cabaña Colonos |
Vista de las casas de Caleta Gonzalo donde están los viveros, las huertas y las casas de mantención |
Llegamos como a las 8 de la tarde, todavía con luz, y nos instalamos luego de que nos ayudaron a transportar una de las dos maletas que llevábamos, puesto que la cabaña estaba como a 500 mts. del estacionamiento. Muy rica, muy aislada, silenciosa y encantadora. El viernes tuvimos un día relajado en Caleta Gonzalo, nos levantamos más tarde, dimos algunos paseos por la playa alrededor del hotel, y luego nos fuimos a comer al hotel, como despedida de este magnífico viaje. Para variar la comida muy rica y la atención mejor. Gente muy buena, muy sana y muy profesional. Nos quedamos dos noches para el día sábado embarcar en el transbordador que nos llevaría a Hornopirén. Gran estadía tuvimos!
Sábado 19 de octubre de 2024, día 13
Ralún
El viaje de regreso se hace un poco largo. Tomamos el transbordador a las 12.30 hrs pm y a las 5.30 desembarcamos en Hornopirén. Ya cansados iniciamos el viaje a Ralún, bordeando el seno de Reloncaví. Es un camino muy bonito pero muy duro, es de ripio y también muy transitado, lo que lo hace lento y a ratos, tedioso. Ya lo único que queríamos era llegar a descansar, pese a que la tarde estaba muy nítida, la luminosidad del atardecer coloreaba los cerros y la vegetación con un verde muy intenso y un cielo y mar entre plateado y rojizo por el sol.
Por Cochamó pasamos ya sin luz, tipo 9 pm. Allí buscamos algún lugar donde comer y caímos en La Casita, un restaurant muy sencillo pero que nos atendieron muy bien y comimos una rica ensalada.
Finalmente llegamos al Lodge Mareas de Ralún, que en realidad son una cabañas bien cómodas y aisladas. Dormimos profundamente luego de un día de viaje y al día siguiente nos fuimos temprano hacia Puerto Montt a dejar el auto y tomar el avión a Santiago. El camino Ralún - Puerto Montt es todo pavimentado, muy bonito. Nos tocó lluvia, pero igual tiene su encanto. Bordeamos el lago Llanquihue desde Ensenada, que cada vez se ve más poblado, pese a que ha crecido con mucho gusto y en forma armónica. Lindo lugar en el sur de Chile.
Al aeropuerto El Tepual en Puerto Montt llegamos a las 3 pm, entregamos el auto y nos instalamos en el Salón Pacific a esperar la partida del avión, no sin antes hacer las gestiones para recuperar un kindle que se me había quedado en el avión a la ida. El kindle estaba lo que habla muy bien de la aerolínea LATAM que lo guardó.
En resumen, un viaje muy recomendable, un gran alimento para el espíritu y tremenda oportunidad para desconectarse de las preocupaciones cotidianas.
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