Antes de partir a San Diego, el día comenzó para algunos con una Misa en la Catedral de Los Angeles, esta vez sin el majestuoso órgano, para luego volver al hotel y preparar la partida a San Diego. El viaje desde Los Angeles a San Diego es corto, apenas son 180 kms. Nos demoramos aproximadamente dos horas. Llegamos a alojar a un hotel como a 15 minutos de San Diego, el "
Staybridge Suites". Es un departamento, con dos piezas, living y cocina. Amplio y agradable, aunque la
ubicación no es buena por lo alejado de la ciudad.
Una vez instalados en el hotel, partimos con mucho entusiasmo a recorrer San Diego. La Vero se averiguó que había que visitar Coronado, pero sin mucha información adicional. Así es que nos dirigimos hacia allá. La llegada se hace cruzando un puente muy grande y alto, con una linda vista a la ciudad.
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El cruce hace Coronado permite una vista muy bonita hacia la San Diego. A la Izquierda está la base naval |
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Vista del Puente que Cruza a Coronado |
Apenas al otro lado del puente, nos fuimos a una especie de marina residencial para recorrer un poco a pie. De ahí divisamos a lo lejos unos buques de guerra que nos interesó ir a verlos. No estaban muy lejos de dónde nosotros nos encontrábamos por lo que decidimos subirnos al auto y partir a verlos. Cuando estábamos llegando, de pronto nos encontramos que estábamos a la entrada de una base naval, y que no teníamos posibilidad de retroceder. Así es que seguimos adelante y decidimos consultarle al guardia de seguridad si podíamos entrar. El guardia era un recluta joven que nos pidió los documentos, nos hizo varias preguntas y finalmente nos "invitó" a pasar a un lado y esperar a que viniera un patrulla a interrogarnos, puesto que estábamos en terreno militar. Como aventura divertido, pero como turistas latero, pues perdimos como dos horas de turisteo, estacionados sin poder salirnos del auto hasta que nuestros interrogadores finalizaran sus investigaciones de quiénes éramos realmente nosotros. Para colmo andábamos sin los pasaportes, solo con los Carnet de Identidad. Por suerte con eso andábamos! El caso fue que luego de una espera de aproximadamente 15 minutos, llegó un patrulla militar que nos hizo una serie de preguntas de qué hacíamos en EEUU. Fue amable pero no admitía consultas o interrupciones. Luego volvió a su auto estacionado detrás de nosotros, para hacer las averiguaciones por internet. Como algo más de 15 minutos volvieron a pasar hasta que volvió hacia nosotros, esta vez con una actitud bastante más amistosa, para decirnos que estábamos "clear", no teníamos antecedentes! Pero igual debíamos esperar un patrulla de fronteras "Border Patrol", puesto que por andar sin pasaportes, tenían que hacernos algunas preguntas. Otros 15 a 20 minutos de espera iba implicar eso. Mientras tanto el policía trataba de ser simpático con nosotros, nos dio datos de la ciudad, de qué es lo que teníamos que ver y qué no valía la pena, hasta que salió en la conversación que yo fui diplomático chileno y que incluso había sido invitado a visitar un portaaviones nuclear estadounidense en Puerto Rico.
Esa sola información le bastó para que luego de algunos minutos más y otras consultas, nos dejara ir, sin esperar el "Border Patrol". Final feliz de una desafortunada aventura, que dicho sea de paso empezó sin ninguna advertencia de que no se podía ingresar por donde nos metimos.
La otra situación desafortunada en el mismo día fue cuando en la carretera Cristián casi "mata" a un policía (según el policía), por hacerle una encerrada. Nos dirigíamos a "old town" en San Diego, en medio de una madeja muy compleja de carreteras, mirando el GPS y así y todo complicados con ubicarnos, cuando repentinamente nos dimos cuenta que nos estábamos saliendo por la salida equivocada. Cristián reaccionó muy bien enmendando rumbo, pero casi atropellando a una motonetista que venía detrás de nosotros. Yo no me dí cuenta de eso, hasta que comenzamos a oír una sirena y un policía que nos hacía señas de que nos corriéramos a una orilla de la carretera. Estabámos en el costado de la izquierda y debíamos atravesar para el de la derecha, cruzando como cuatro carriles llenos de auto. No era fácil la maniobra y Cristián, que conducía, lo hizo en forma muy prudente pero también algo lenta para los deseos del policía, que avanzaba por los dos lados del auto haciendo gestos de que nos moviéramos más rápido. Finalmente cuando paramos, se nos acerca el policía e increpa a Cristián diciéndole que "You almost killed me!" En ese momento me enteré de lo que había pasado y siendo también motoquero entendí perfectamente la ira de alguien que se siente pasado llevar por un vehículo mayor, así es que aparte de pedirle perdón, tratamos de bajarle la calentura al pobre policía que estaba furioso. Pero furioso y todo, igual también fue muy comprensivo de la situación y aparte de advertirnos que anduviéramos con más cuidado y que señalizáramos cuando nos cambiáramos de carril, no nos hizo nada más.
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You almost killed me, le dijo el policía a Cristián (pudo haber terminado así) |
No fue un día afortunado desde el punto de vista de nuestra relación con la Ley, pero gracias a Dios no pasó a mayores!
Pero igual alcanzamos a ir a la playa de Coronado, que es espectacular. Larga y ancha como todas las playas que vimos en California. Eso sí con un ambiente mucho más de balneario que de ciudad, con bonitas casas y un hotel muy clásico que da hacia la playa. Ahí me dieron ganas de relajarme un poco, para lo que decidimos que al día siguiente visitaríamos el zoológico y el viernes, último día antes de partir a Chile, lo destinaríamos a descansar en la playa.
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Regaloneando con mis guaguas! |
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Frente a la playa de Coronado |
Finalmente, después de Coronado fuimos a Old Town en San Diego, que es una especie de "pueblito de los Dominicos", solo que mucho más limpio, amplio y bien presentado, sin desmerecer a mi querido pueblito. Luego de pasear por las tiendas y ver los edificios típicos españoles de la colonia, decidimos quedarnos a comer en un restaurante mexicano, donde comimos unos buenos tacos y quesadillas, junto a unas margaritas sin alcohol.
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Es probable que hubiéremos tenido otras caras si las Margaritas tuvieran alcohol! |
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