viernes, octubre 08, 2010

Peregrinación a Tierra Santa (7)

Viernes 8 de octubre de 2010

La despertada fue a las 6 am pues debíamos partir del hotel a las 7 am. Ya comenzaba a costar un poco más la levantada. Pero igual lo hacíamos con entusiasmo. Este día se salió de las actividades de peregrinación. Visitamos el desierto de Waly Rum y las ruinas de Petra.
Destacamos el Hotel Kempinsky en Aqaba, muy moderno y cómodo. Con playa propia, buenas piscinas y jacuzzi, también un buen comedor y mejor comida. Eso sí que no se recomienda pedir bebidas alcohólicas, pues una botella de cerveza cuesta 10 Euros (!!!).

Bien valió la pena la levantada con este desayuno!
En la foto vemos a MariPaqui de Juan junto a su madre Pilar, dos españolas de Almería que formaban parte del grupo, tomando desayuno en la terraza del hotel.

Comida para regodearse!

Luego iniciamos nuestro viaje al desierto de Waly Rum. Este es muy pintoresco.
La Ceci con una beduína y su padre
Nos internamos en el mismo en unos jeeps medios "ajados" y por unas huellas bastantes suaves. Eso sí que habían varias huellas que eran usadas paralelamente por una veintena de Jeeps y no parecía haber ninguna regulación en el tránsito. Eso podía convertir esta ruta en algo peligroso.

Ceci, una niñita beduína y Lidia

Nuestro Jeep iba conducido por el padre de una niña preciosa que nos acompañó en el trayecto. Con mucha personalidad, a pesar de su corta edad, tenía una coquetería y simpatía que nos conquistó a todos los que ibamos en el Jeep. En la foto la vemos junto a Ceci y Lidia García, una de las españolas del grupo de Murcia que nos acompañaba.
Como nos solía repetir y recordar nuestro querido guía Ibrahim, la mano de Dios se nota en este paisaje tan espectacular e inspirador. Los colores rojizos de los cerros, distanciados en unos 500 metros y en cuya parte central se extiende un valle plano y seco, impresiona ver algo semejante. Es sobrecogedor.
Montañas típicas de este desierto

El Jeep que nos llevaba aparte de estar muy mal cuidado, tenía su coquetería, una flor en el desierto amarrada en la punta de la antena de la radio le daba un tono pintoresco y de humor en medio de aquella belleza árida y seca.
Una flor de adorno en el desierto
Luego continuamos camino hacia Petra. Realmente una maravilla del mundo, yo diría que una de las cosas más impresionantes que puede existir en la tierra.

Don Vicente emprende la larga caminata

Metido entre un cañon de una altura de unos 200 metros, con apenas unos 6 a 7 metros de ancho, nos encontramos con estas ruinas que fueron contruídas en los cerros mismo. No solamente requiere de gran imaginación, sinó que también de una gran sensibilidad para construir una obra con un sentido de las proporciones y dimensiones gigantescas, pues son verdaderos palacetes construidos en medio del cerro.

Paisajes sobrecogedores son los que se ven

Fundada por los edomitas el siglo VII a.c., adquirió su máximo explendor en el s. VI a.c. por los Nabateos, que la hicieron prosperar gracias a su situación geográfica ubicada en la ruta de las caravanas que llevaban el incienso, las especies y otros productos de lujo entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo.
Varios del grupo pudimos montar a unos camellos que cuan pacientes soportaban a todo aquel que pagara unos cuantos dinares para subirse encima de ellos.

La Tesorería de Petra

Ceci en camello

Inesita en camello

Jaime en camello
Tito también logró cumplir con su sueño de tener una foto para poner en su oficina con la leyenda que diga: "Tito Winter, el pediatra que llega a todas partes!!!"

El Doctor Winter en camello
También nos impresionaron los niños en esta zona. Las niñitas de entre cinco a diez años que colaboran con sus padres en vender todo tipo de productos artesanales. En especial ellas destacan por su belleza y simpatía.


La Ceci con una beduina

Una preciosa niña beduina

Las niñas beduínas son todas lindas
Nos despedimos de Petra con una sensación de alegría y optimismo al ver las maravillas que se han hecho en este mundo, ya sea en forma natural o por el hombre inspiradas por Dios.
Otra de las maravillas de Petra
En la noche el Embajador de Chile en Jordania, Fernando Varela, buen amigo y gran profesional, nos convidó a la Ceci, a los Winter y a mí a comer a su casa. A pesar de lo cansados que estábamos, lo pasamos muy bien, conversamos y nos pusimos al día luego de varios años que no nos veíamos.

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