La estadía en Bilbao fue intensa. A las 10.30 am quedamos de juntarnos después de misa en la Catedral con parte del grupo. Allí llegaron Isabel, Maricruz y Claudia.
Isabel, aprovechando que llegamos antes de que empezara la Misa, me acompañó a visitar la Catedral, las distintas capillas y la sala de la Sacristía, donde se encontró con una amiga que ayuda a mantener la Iglesia en orden, la que nos invitó a visitar el Claustro que se abría oficialmente al público en un rato más. El Claustro de la Catedral de Bilbao es verdaderamente una maravilla e invita al silencio y la meditación. Fue una gran oportunidad haber podido verlo de esta forma.
Maricruz e Isabel en el Claustro de la Catedral |
El retablo de la Iglesia de San Antón |
La subida a la Basílica de la Begoña |
Claudia e Isabel en la escalera que lleva hacia la Basílica de la Begoña |
Isabel, Claudia y Maricruz |
El interior de la Basílica de la Begoña. La Virgen está en el altar mayor |
Una vez abajo, nos sentamos a tomarnos una bebida (yo), vinos y cervezas las demás, y luego nos fuimos a encontrarnos con Francis que nos esperaba en un lugar de tapas.
Después de comernos algunas ricas combinaciones, nos fuimos a comer a un lugar donde Francis es "habitué" y muy conocido. Nos alimentamos muy bien y también hubo mucho chacoteo y travesuras, como se ve en la foto.
Yo me comi un rico bacalao y de postre un buen arroz con leche.
Nuestro recorrido continuó en el museo Guggenheim, uno de los orgullos de la ciudad de Bilbao, donde se nos unió Marian y Conchi.
El Museo Guggenheim, emblema de Bilbao |
El museo, no solamente es original en su arquitectura, ultra moderna, sinó que en su exterior tiene una serie de rincones y entretenciones que hacen también atractiva la visita. Por ejemplo, cada cierto tiempo afloran unas ondanadas de vapor que imitan una densa neblina. Ese día que estaba medio helado, no tenía mucha gracia, pero me dicen que en verano cuando hace mucho calor, es una muy buena idea para mantener a la gente fresca.
También es destacable la gran araña que se puso a los pies del museo y a orillas del Nervión, la ría que divide a Bilbao en dos partes
La estructura interna del museo está llena de curvas y todo hecho de tal manera que la luz natural penetra por todos los rincones, convirtiendo grandes espacios luminosos y de apariencia liviana.
Otra gran característica del museo en el exterior es una gran escultura de un perro hecha de hojas y flores. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que el perro era un Westy, igual que Segundo, de quien debo confesar no me había acordado hasta entonces.
Luego de visitar el museo, tomamos el metro para ir a ver el puente colgante, que es patrimonio común de la humanidad y cuya característica es que desde una alta estructura horizontal que se apoya en dos torres en cada orilla de la Ria Nervión, cuelga una especie de plataforma que es la que se traslada de orilla a orilla transportando a gente y vehículos. Es uno de los puentes colgantes más antiguos del mundo y también muy original en su concepción.
De aquí volvimos al metro para dirigirnos a tomar un funicular que nos conduciría a lo alto de la ciudad donde se puede apreciar Bilbao en todo su esplendor. Ya la tarde estaba bastante fría, muy distinta al día anterior, y comenzaba a nublarse. Igual el ánimo del grupo seguía en alto, pese a todo lo que ya habíamos caminado en el día.
El funicular es bien pintoresco pero lamentablemente cuando llegamos a la cima, la neblina se comenzó a poner muy densa y ya casi no se veía nada, ni siquiera más allá de unos diez metros, una lástima, porque se sentía que el lugar era muy bonito.
Luego de un descanso en que yo aproveché para tomarme un chocolate caliente continuamos nuestro paseo. Era ya hora de la cena.
Y así terminamos la jornada en un restaurant que Marian había reservado donde comimos un rico pollo asado y en que además pudimos conocer al marido y a la hija de Marian. Fue una jornada maratónica en que más que nada quedó muy de manifiesto el cariño, entusiasmo y amistad del grupo que tuvo las energías para hacer todo el recorrido descrito con el fin de darme a conocer su ciudad. Quedé muy agradecido de todos y muy comprometido con cada uno de ellos. Espero poder atenderlos tan bien como me atendieron en caso de vayan a Santiago. Echamos de menos, eso sí al Padre Maguí, que vendría a Bilbao la semana siguiente a mi pasada, pues el grupo programó un paseo con él por los alrededores de esa linda región.
ESKERRIK ASKO!!!
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Ubicación:Calle Huertas de la Villa,Bilbao,España
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