miércoles, febrero 28, 2007

Santiago, fin del viaje

Miercoles 28 de febrero:

Iniciamos el regreso a Chile el domingo 25 a las 8 am desde el Colegio Mayor en Madrid. Llegamos a Miami el domingo 25 alrededor de las 4 pm. Luego de chequear las maletas, las embarcamos en AA, fuimos a dejar el equipaje de mano a una bodega y antes de irnos a Coconut Grove, miramos la pantalla para confirmar la hora de partida a Chile. Hasta ahí todo bien. Sin embargo me llamó la atención que habían dos vuelos a Santiago. Uno más temprano, más conveniente, por lo que le comenté a los niños que podríamos irnos en ese, pero deseché la idea puesto que ya habíamos embarcado las maletas. Por lo tanto emprendimos rumbo a Coconut Walk, con calma y tiempo suficiente para pasear un poco y comer en el Cheesecake Factory. Nos fuimos en bus público. Nos bajamos en Coconut Grove, paseamos por los alrededores, vimos a un montón de gente comiendo (a las 5 pm!!), hicimos algo de exploración en tiendas del sector, especialmente Verónica, y nos dirigimos al Cheesecake Factory. Yo pedí un mojito y una ensalada Santa Fe para compartir con Vero y Ceci. Cristián pidió una hamburguesa. De postre compartimos dos Cheesecakes.

Muy satisfechos y algo cansados, para nosotros las 8 pm eran como las 2 am de Madrid, tomamos un taxi y nos fuimos al aeropuerto. Allí recogimos el equipaje de mano, pasamos las revisiones de seguridad y a esperar las 11 pm. Como a las 10.30 pm anuncian por los parlantes que hay un desperfecto en el avión y que no sabremos antes de la 1 am si podremos salir de Miami. Lo tomamos con mucha calma, estabamos cansados, y lo asumimos con paciencia. Afortunadamente antes de la 1 anuncian que el vuelo ha sido chequeado y que podemos partir, por lo que nos preparamos para pasar el boarding pass.

Primero yo (el burro por delante) sin problema, pero cuando trató de pasar el del resto del equipo, todas las tratativas infructuosas. Y se descubre por qué. El vuelo de los niños era el anterior que partió a las 9 pm. Qué sorpresa. Si en Madrid estabamos con asientos separados y le pedí a la Sra. del counter que me pusiera junto a los niños, lo que hizo, muy eficientemente, pero no me dijo que estabamos en distintos aviones!!!

Conclusión, nos quedamos todos en Miami pues el vuelo estaba full y los niños no tenían espacio en ese avión. Luego de esperar que se embarcaran los pasajeros, comenzamos a ver qué solución se le podía dar a todo este entuerto. El vuelo del lunes desde Miami estaba lleno y el de Lan también. Por suerte el Sr. de AA hizo todos los esfuerzos imaginables para encontrarnos una posibilidad de volver a Chile al día siguiente. Pero sería una sacrificada solución, pues consistía en regresar via Dallas, y la única posibilidad de viajar a esa ciudad era a las 8 am del lunes (esta solución me la dieron alrededor de las 2 am del lunes), y como no tenía alternativas, la acepté. Mi plan, conversado con los niños, era quedarnos en el aeropuerto toda la noche, embarcarnos a Dallas y allí tomar una pieza en algún hotel hasta la noche.

Ello implicó buscar un lugar en el aeropuerto más o menos tranquilo y no tan frío pues el aire acondicionado estaba a concho. Nos tiramos en el suelo o en sillas y a dormir como se pudiera. Yo escribí varios mail para avisar que no llegaba a Chile el lunes, luego me puse unos tapones en los oídos, anteojeras y a dormir. Me fue bien. Ya a esa altura de la noche, para mí eran como las 9 am de Madrid (más de 24 hrs. sin dormir! como en la película 24 hrs.) La Ceci me despertó como a las 5 am, y nos pusimos a pasear por el aeropuerto haciendo hora para despertar a Cristián y Verónica. Yo en el vuelo de Madrid había visto la película "The Queen" y me sentía un poco como la protagonista, paseandome por mis aposentos y sus distintos ambientes. Mal que mal ese había sido mi dormitorio.

Cuando todos despertaron, nos fuimos a tomar el avión a Dallas, esta vez me cercioré de chequear nuevamente en el counter que todo estaba en orden. Cuando comenzaron a llamar para embarcar, anunciaron que buscaban voluntarios para embarcarse a Dallas en el vuelo de las 10 am y que daban una recompensa de US$ 300 por persona. Como no teníamos prisa en llegar a Dallas, armé un cónclave y todos decidimos presentarnos de voluntarios. Conseguimos cuatro vouchers de US$ 300 cada uno que nos servirá en algún momento.

En Dallas lo primero que hicimos fue ir al counter de American para chequear que los pasajes estuvieran ok. Luego a buscar un hotel. Nos mandaron al Grand Hyatt del aeropuerto, lo que nos pareció muy bien, aunque decidimos buscar una alternativa más económica. Nos fuimos al Hyatt Regency, que está muy bien. Allí nos aseamos y dormimos hasta las 6 pm. Luego partimos al aeropuerto, que es como un gran mall, muy espacioso y con tiendas muy bonitas. Comimos en un restaurant que tenía muchas televisiones, yo quesadillas que compartí con Vero y Ceci, Cristián hamburguesa. De postre, cheesecake, por supuesto.

Luego nos fuimos a embarcar. Cuando llegamos, justo estaban buscando voluntarios para dejar el vuelo ese día y embarcarse al siguiente, pues el avión estaba sobrevendido. Nos volvimos a mirar, yo me descarté inmediatamente, pero Cristián y la Vero estaban muy embalados en la idea de quedarse. Vimos todos los pro y contra y partieron a ofrecerse. Lamentablemente llegaron algo tarde y no necesitaban más voluntarios.

Cuando comenzaron a llamar, yo me subí al avión y antes de sentarme le pedí a la Vero que me diera una pastilla para dormir. Me la tomé, me senté, me saqué los zapatos, me puse tapones para los oídos, anteojeras, cinturón de seguridad y me entregué a los brazos de morfeo. Feliz también de estar rodeado de Ceci y de Vero. Antes de que el avión despegara, ya estaba durmiendo profundamente. Desperté al día siguiente a las 6 am hora de Chile. En la noche sentía el cariño de Vero pero no así el de Cecilia, aunque notaba que estaba a mi lado pues sentía su brazo. No sé que hice, pero me acuerdo que a Vero le dí hartos besitos, dormido y todo.

Mi sorpresa fue mayor cuando me saqué las anteojeras y me encuentro con un guatón que luego supe que era alemán, en el lugar de la Ceci. Y qué pasó?, me preguntaba. Vero estaba medio dormida y no podía darme explicaciones. Y la Ceci? Dónde estaría? Pasé intrigado varios minutos, hasta que la Vero despertó y me dijo que la Ceci se había compadecido de este alemanote que venía viajando desde Hamburgo por más de 24 hrs. en la fila del medio. Y ella que ya a esas alturas llevaba casi 48 hrs!! Por su propia cuenta le dijo a la azafata que la cambiara. Y así fue. Yo no sentí nada de esto pues dormía como lirón. El alemán finalmente resultó ser lo más simpático e interesante. Pertenecía a una expedición científica que se embarcaba en Punta Arenas para estudiar la atmósfera y el fenómeno del calentamiento global.

A las 10.05 am (4.05 pm hora de España) del día martes 27 aterrizamos en Santiago felices y sanos, dispuestos a descansar e iniciar nuestro año laboral y escolar con nuevas energías.

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