martes, agosto 05, 2008

Atenas

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Nuestro recorrido fue desde el Acropolis hasta el Museo arqueológico, pasando por el Congreso y el Palacio de Gobierno 

Llegamos a Atenas el Martes 29 de julio a las 8 am. Como en otras ocasiones, nos juntamos a tomar desayuno en el comedor del barco a las 7.30, bien contundente para evitar tener que consumir durante el trayecto, pues aparte de no disponer de mucho tiempo, tampoco eran económicamente muy conveniente esas paradas.

Salimos del barco y nos fuimos caminando a la estación del metro que quedaba aproximadamente a unos dos kilómetros. Como era temprano, estuvo rica la caminata. Aparte de que nos demoramos como media hora, o tal vez un poco más, todo muy bien. Estábamos a esas alturas entrenados para largas caminatas. El trayecto en metro bien. Lo divertido fue cuando salíamos y nos tocó subir por una escalera mecánica que estaba mala. Todos optamos por subir por la escalera estática (si así podemos llamarla), al contrario de la Fran que optó por hacerlo por la mecánica pero que bajaba en vez de subir. Era una escalera muy larga, diría de unos 30 mts. por lo menos. Subirla en sentido contrario significaba un muy buen estado físico y que no viniera nadie en contra. Las dos condiciones se cumplieron. La Fran comenzó a subir y ya cuando estaba en el medio de su trayecto, comenzó la gente a pararse para ver si llegaba o no al final. Los últimos metros parecían interminables. La Fran subía pero no avanzaba. Estaba un poco cansada. Y todos los mirones abajo, no solamente de nuestro grupo sino que bastante más gente que se quedó viendo este espectáculo, teníamos un sentimiento de angustia. Llegará? Los últimos segundos fueron largos. Avanzaba muy poco y se veía que hacía mucho esfuerzo. Debía estar muy cansada. Todos le comenzamos a gritar y dar ánimo desde abajo. Y lo logró! Fue un alivio para todos que espontáneamente nos pusimos a aplaudir. A pesar de no estar permitido hacer lo que hizo, igual lo valoramos.

La escala del Metro larga y profunda.   La Fran la conquistó con la corriente en contra!

Cuando salimos en la estación "Acrópolis", nos encontramos frente a la colina donde se ubica el Acrópolis con todos sus edificios clásicos antiguos. La primera entrada era muy empinada y con escaleras, lo que nos impedía subir con los coches de las guaguas, por lo que decidimos caminar un poco más y subir por la entrada siguiente. A pesar de lo temprano, ya comenzaban a amontanarse bastantes turistas, lo que produjo que el grupo anduviera un tanto separado.

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Un grupo de cavernícolas en pleno S. XXI!!!!

El primer grupo entró con Chuma y el segundo, en el que iba yo, comenzamos a entrar luego de que los mayores pagaramos las entradas correspondientes (12 Euros), y los menores quedaran liberados (los menores son hasta 14 años). En este grupo tratamos de pasar a varias de nuestras hijas, que a pesar de ser tan maduras y tener más de 14 años, representan mucho menos (es un cumplido). Sin embargo varias de ellas no pasaron la prueba. Me acuerdo de la Angélica y la Carmen, que tuvieron que comprar entrada.

 


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El Partenón hace de escenario para la pose de estas dos ciudadanas del siglo XXI

El Acrópolis está ubicado en la cima de lo que podría ser una colina.   Con varios edificios importantes e imponentes, impresiona de que hace más de 2000 años hubiera tanta cultura cívica. 

En la Acrópolis se encuentra uno de los edificios más importantes de la Grecia antigua y de la humanidad.   El Partenon, construído aproximadamente el año 440 a.c., fue dedicado a la diosa Atenea, diosa protectora de de la ciudad de Atenas.  Construído en marmol, fue templo religioso por varios siglos:  Primero fue una iglesia bizantina, luego una iglesia latina y finalmente en una mezquita musulmana.

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Siempre con el Partenon de fondo, el grupo expresa su admiración por esta monumental obra

También está otro edificio imponente del que se destacan las columnas de su pórtico ubicado en el sector sur:  En forma de mujer, las cariátides son seis estatuas de mujeres jovenes que representan a ciudadanas de Cariatide.  Esta ciudad colaboró con los invasores persas, lo que indujo a los griegos a declararles la guerra y convertir a sus mujeres en esclavas.   A fin de mostrar la suerte de los que colaboraban con el enemigo, se representó a estas mujeres debiendo soportar el peso de los cielos del edificio.

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Arriba las Caríatides y abajo una nueva versión moderna que fue objeto de curiosidad del público visitante

Una vez que salíamos de la Acrópolis, nos encontramos con un grupo de colegiales de algún país de la antigua URSS.  Estaban siendo retratadas una por una y fue muy simpático verlas posando en forma de maniquíes, como si fueran modelos consagradas.   Mucha personalidad tenían.

Luego visitamos el Aeropago, el lugar donde San Pablo predicó a los atenienses, indicándoles que en vez de orar al dios desconocido, lo hicieran al Dios que hizo el mundo y todo lo que habita en él.

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Este es el Aeropago, desde donde predicó San Pablo

A continuación nos dirigimos al Agora, que significa "plaza pública" y en la antigua Grecia funcionaba como espacio de análisis y discusión política, cultural y comercial.  Las asambleas de los ciudadanos se realizaban en este espacio.

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Diversas vistas del Agora

De ahí nos fuimos caminando por una serie de callecitas pequeñitas muy simpáticas.   Debíamos ir a ahora al museo arqueológico que estaba a varias cuadras caminando.   Sería la caminata tradicional de cada ciudad.

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Cada calle tiene un encanto en el que trasciende la antiguedad, la historia y el buen gusto 

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En las calles de la Atenas antigua pasamos frente a un bar que tenía distintos tipos de licores y vinos con colores muy originales y alegres

 

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Frente al Palacio de Gobierno, un soldado marcha haciendo la guardia

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He aquí la prueba de que el tiempo se aprovechó al máximo.  Luego de la visita al museo arqueológico, el grupo no puede ocultar su cansancio

Esta fue la última visita en Atenas, ya eran aproximadamente las 3 de la tarde y debíamos tomar el metro para el puerto.  En el metro tuvimos un pequeño susto.  Justo en el carro donde nos subimos, llegaron cuatro personas con aspectos de trasnochados y con mucho olor a trago.  Todo el trayecto uno en especial, se nos pegaba y miraba fijo a los ojos, como desafiantes.  Cuando nos bajamos ellos también se bajaron, pero por suerte la estación estaba con bastante gente y pudimos seguir nuestro camino sin mayor contrapeso.  Pero uno nunca sabe hasta dónde pueden seguirnos y en qué terminar este cuento.

Volvimos a hacer el mismo recorrido que en la mañana, solo que esta vez a la inversa y con bastante más calor.

Al llegar al lugar de embarcarse, la tripulación del barco nos esperaba con unas toallitas con agua congelada y botellas de agua.  Fueron muy bienvenidas.   Nos subimos al barco y al rato ya estabamos navegando rumbo a Napoles.

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