sábado, agosto 02, 2008

El Crucero

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Esta es la nave que llevaba más de 2.400 pasajeros y que será dada de baja por la línea el próximo año

De todo tenía el barco. Empezando por Misa diaria, un verdadero lujo, pasando por piscinas, gimnasio, comedores con comida casi las 24 hrs. del día, biblioteca, salones varios, casino, espacios para conversar, para estar solo, para descansar, salas de cine, teatro, gran comedor formal, tiendas, bares, salas de computación con internet y tal vez muchas cosas más que no logré descubrir.

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El grupo en una de nuestras paradas
Una atención impecable, toda la tripulación muy atenta, muy buen servicio, nada de qué quejarse. Buena comida (el Chef era chileno), buena información de los lugares a los que llegábamos, todo muy bien organizado y puntual. Todos los días había distintos shows en el teatro y en la piscina diferentes entretenciones que un grupo de animadores se encargaba de organizar.
 
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El tradicional sushi a las 5 pm en la piscina, todo es legítimo para mantener el colesterol bajo!

La comida en el piso 11, comedor informal, era muy variada. Siempre a las 5 pm había sushi el que por supuesto no se podía perder Alberto con su clan.

El desayuno era una de las delicias de la comida. Muy variado y abundante, ilimitado por no decir infinito, servía también, en ocasiones, de almuerzo, lo que era muy útil cuando salíamos a recorrer las distintas ciudades.
 
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Nuestro perro no podía dejar de estar inmortalizado en un crucero que se precie ser de lujo!
En la sección de los computadores, había una estatua que para nosotros no podía pasar desapercibida. Uno de los perros más lindos del mundo, y el más fiel, estaba inmortalizado en una estatua. Un west highland white terrier, formaba parte de la familia del barco.
 

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El matrimonio porteño que compartió una de las mesas con nosotros.  Super simpáticos y animados para compartir con la juventud

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La Ale y la Tere, destacaban por su belleza en medio de tanta sofisticación

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Mi ahijada y el Igna fueron parte muy importante del grupo, además de aportar a la Jacinta

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La celebración del cumpleaños de Alberto fue con tutti.   Atrás vemos a dos de los garzones que atendían nuestras mesas.  Ella era de Turquía   

El comedor formal en el sexto piso, servía de escenario para ver los trajes más sofisticados y las mujeres más elegantes de la región. Cuando habían cenas de gala, daba gusto ver a todos tan bien vestidos. El cumpleaños de Alberto jr. lo celebramos la última noche en el barco. El Chef chileno hizo una gigante torta de mil hojas (una variación), que fue entregada con canto por parte de todos los comensales para el festejado.

La piscina era otra área de estar. Los jacuzzi en las tardes eran infaltables y verdaderamente refrescantes y relajadores después de las largas jornadas caminadas por los diversos lugares que visitábamos.

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El jacuzzi era parada oficial para sociabilizar!

Las habitaciones muy cómodas y limpias. Un tamaño bastante aceptable y un baño lo suficientemente amplio para cumplir con su función cómodamente. Mi hijo Cristián batió el record de no deshacer su maleta en toda la travesía, por dos motivos: el primero porque llevaba poca ropa y el segundo porque no lo consideró necesario, pese a que había suficiente espacio en los closets de la habitación. Esta tenía dos camas, un escritorio, un bar, un closet amplio y también una caja fuerte.

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Las cómodas habitaciones hacían más grata la navegación

El barco, en resumen, excelente. Eso sí que por cualquier cosa extra, cobraban y no un costo menor. Por ejemplo el minuto de Internet valía 0,48 Euros. En cualquier puerto en que parábamos encontrábamos locales en que cobraban 1 Euro por media hora. Una buena forma de estimular la desconección. Bien por el barco.

Finalmente nos embarcamos a Santiago. Era el fin de una muy enriquecedora jornada. Todos estábamos muy agradecidos de la oportunidad de poder compartir con un grupo tan macanudo y conocer lugares tan maravillosos. Para colmo, en el aeropuerto Cristián y Alberto reconocieron a un famoso futbolista al que no faltó la necesaria foto junto a él.

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Un buen final en el aeropuerto tras el encuentro futbolero

También vimos como el cansancio nos fue embargando hasta llegar a escenas como estas.

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No hay nada como un buen sillón y una blanda almohada!

Bien por todos!

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